Hablar de cuidados de salud adecuado para latinos pobres es algo que por lo general se pierde en un limbo de palabras. Las salas de urgencia pueden ser sitios confusos y desagradables y las necesidades médicas pueden ser malinterpretadas. Es por eso que el Dr. J. Mario Molina, jefe de Molina Healthcare, ofrece un nuevo modelo: emplear médicos bilinges, proveer folletos en diferentes lenguas (incluyendo chino y camboyano para servir a la población asiética de California), y mantener una línea de ayuda operada por enfermeros las 24 horas, en espaãol. Establecida en 1980 como un pequeão grupo de clínicas en el sur de California, hoy en día se ha convertido en una compaãía HMO pública, con un valor de $700 millones, con sede en Long Beach, 800,000 clientes en seis estados y oficinas por abrir en Texas y Ohio.
Molina, de 47 aãos, recuerda cómo su padre, un médico de urgencias, comenzó con las clínicas para ayudar a inmigrantes con Medicaid que no encontraban doctores dispuestos a tratarlos por los fondos limitados que ofrecían los programas del gobierno. "Mientras muchos de los otros planes de salud se concentran en grandes grupos por empleador, nosotros nos enfocamos en inmigrantes con bajos ingresos y problemas de lenguaje", explica Molina, un endocrinólogo que se hizo cargo de la compaãía de su padre cuando éste falleció en 1996. "Crecí con esta experiencia y lo que he hecho es desarrollarla". Recientemente Molina Healthcare comenzó a captar a otros clientes con necesidades especiales, incluyendo personas con derecho a Medicaid y Medicare. "Se trata de los pacientes més difíciles no sólo por los problemas sociales que acarrean los bajos ingresos, sino también porque son generalmente personas mayores o incapacitadas", dice Molina.