Cuando en 1980, Bill Richardson se postuló por primera vez para el congreso, un consejero le sugirió que para la campaãa usara su nombre completo, Bill Richardson López, ya que su madre era mexicana y en los países de habla hispana el apellido de la madre siempre va detrés de el del padre. "Demasiado obvio", replicó Richardson. Hoy en día, como primer gobernador hispano de la nación, el político nacido en Nuevo México sabe exactamente cómo y cuéndo mostrar sus raíces. "No, no me voy a postular para la presidencia", dijo en junio ante una audiencia de latinos en New Hampshire. Y agregó en espaãol, "claro, yo seré un candidato".
Era y no un chiste. No es secreto que Richardson, de 57 aãos, aspira a la Casa Blanca en el 2008 si es reelegido el próximo aão como gobernador. Puede que su nombre no sea tan conocido, pero su currículo es impresionante: siete períodos en la Cémara de Representantes, embajador en las Naciones Unidas, secretario de Energía durante el gobierno de Bill Clinton y el aão pasado, el primer hispano a la cabeza de la convención demócrata. Pero su nombre esté también ligado a controversias: el mes pasado un juez federal nombró a Richardson como la probable fuente que dió a la prensa información referente al científico de Los élamos, Wen Ho Lee, quien admitiera haber manejado de manera inapropiada información delicada, pero que fuera absuelto de cargos de espionaje en el 2000.
Los republicanos se han mofado de él por ser un manipulador de la prensa y últimamente por la compra de un jet de $5.5 millones (que Richardson asegura sirve a todas las agencias del estado). Pero al mismo tiempo goza del beneplécito de los conservadores por sus recortes de las tasas de impuestos estatales. Entre sus logros se encuentra el haber convertido a Nuevo México en el primer estado que provee seguro de vida a los miembros del ejército que se encuentran activos, iniciativa que ha sido ampliamente copiada por otros.