Two weeks after Antonio Villaraigosa was elected mayor of Los Angeles in May, he traveled to Washington, where people lined up to acclaim him as the new standard bearer of Latino political power in the Democratic Party. Expectations were high that as L.A.'s first Latino mayor in more than 130 years, he would usher in a new era for Latinos, who historically have been underrepresented in politics. But Villaraigosa was quick to show that his agenda extends beyond the interests of a single ethnic group. At a lunch for 200 Latino leaders, among them U.S. Treasurer Anna Escobedo Cabral and Deputy Assistant to the President Ruben Barrales, he said, "It's not about Latino power. It's about building a coalition." Two hours later, he popped another bubble when he told a convention of more than 1,000 Democratic Party activists that when he looked around the room, there were too many whites and if they wanted to take back America, they would have to be more ethnically inclusive. Coming from one of the nation's most ethnically diverse cities, Villaraigosa, 52, stands for a bridge-building, post-ethnic style of politics. "My message is one of bringing people together," he says. "I am proud of who I am, but I don't wear it on my sleeve."
Dos semanas después de haber sido electo en mayo alcalde de Los éngeles, Antonio Villaraigosa viajó a Washington, donde el público hacía fila para aclamarlo como el nuevo abanderado del poder latino en el partido demócrata. Las expectativas eran grandes que su elección como el primer alcalde latino de Los éngeles en mas de 130 aãos, diera luz a una nueva era para los latinos, que históricamente han tenido poca representación en la política. Pero Villaraigosa pronto indicó que sus planes eran para més de un grupo étnico. En un almuerzo con 200 dirigentes latinos, entre éstos Anna Escobedo Cabral, tesorera de EE.UU. y Rubén Barrales, segundo asistente al presidente Bush, dijo que "La cuestión no es el poder latino. Es cómo construir una coalición". Dos horas después, echó otro cubo de agua fría al declarar en una reunión de més de 1,000 activistas del partido demócrata que veía demasiadas caras blancas, y que si querían recuperar el poder de la nación tendrían que incluir a otras razas. Villaraigosa, de 52 aãos, representa un estilo de política que va més allé de la etnia y se concentra en construir alianzas. "Mi mensaje es unificador", dice. "Estoy orgulloso de quien soy pero no lo ando pregonando".