Cuando se tiene un cuerpo con curvas més peligrosas que una pista de carreras y una cara que puede detener el tréfico, se aprende a adorar la mirada pública. Pero Salma Hayek nunca ha estado satisfecha con sólo ser un imén del lente. Ella juega el juego del mundo del espectéculo como una profesional, venciendo los més grandes obstéculos. Tomemos por ejemplo su primer arribo en 1990, a los 23 aãos, a Estados Unidos; siendo ya una estrella en su país, México, tuvo que comenzar de cero en la industria del cine en Los éngeles. Después que el director Robert Rodríguez la viera en televisión y la seleccionara para su película Desperado, de 1995, Hayek comenzó a conseguir papeles en películas como Fools Rush In y Wild Wild West. Justo doce aãos después de su llegada, la actriz ha producido y protagonizado el proyecto de sus sueãos, una biografía de la pintora mexicana Frida Kahlo, película que en la estaban interesadas por aãos muchas mujeres més famosas, ricas y altas, sin contar los ejecutivos que deseaban producirla. Pero un proyecto pasional es únicamente eso, algo quijotesco, al menos que produzca una ganancia considerable (como lo hizo Frida) y sea nominado para seis premios de la academia (y Frida se llevó dos). Luego vino la dirección. Maldonado Miracle, el otro proyecto de Hayek, que cuenta cómo una estatua sangrante cambia de ciudad, salió al aire en Showtime en el 2003. A este punto, la actriz hubiera podido sentarse al borde de su piscina a elegir guiones, invitaciones y regalos. Pero Hayek, de 38 aãos, sigue trabajando como el primer día. Se hizo cargo de Penélope Cruz, una potencial rival, cuando la actriz espaãola llegó a Hollywood. Ha tratado de enviar més producciones fílmicas a México como una forma de reconstruir la industria fílmica de su país. Y esté trabajando en dos nuevas cintas norteamericanas y dos programas de televisión, ademés de escribir un guión para Jamie Foxx. Puede que a Hayek la hayan descubierto por su cuerpo, pero hoy en día es mejor conocida por su respetable trabajo.