El español se ha convertido en el segundo idioma de facto en EE.UU., el estilo Nuevo Latino ha tomado su lugar en la alta cocina, los sonidos del rock en español y reggaeton se han infiltrado en las listas de popularidad y los latinos no sólo juegan en las grandes ligas sino que también administran sus equipos. Pero como cualquier otro grupo inmigrante que ha influido en la cultura estadounidense antes de establecer por completo su poder económico y político, los 41.3 millones de hispanos sólo están calentando motores. Aunque tienen un poder adquisitivo de 600,000 millones, recién empiezan a destacarse en la industria publicitaria, y su influencia política todavía va a la zaga de los números. Los hispanos, la minoría étnica más numerosa del país, prometen contribuir al país en el siglo 21 de una manera tan vital como lo hicieron los afroamericanos en el siglo 20.
Sin embargo, más que cualquier otro grupo, los hispanos no son fáciles de catalogar. Mejicanos, cubanos y argentinos hablan todos el mismo idioma, pero muchos rechazarían ser identificados como un mismo grupo. Un buen número de hispanos nacidos en EE.UU. no habla español, y muchos tienen poca o ninguna gota de sangre europea. En efecto, la categoría "hispano" es un invento anglo que fue usada por primera vez por la Oficina del Censo en 1980, y la única que tiene base en la cultura e idioma, y no en la raza. Esa distinción frustra a algunos hispanos que creen que pertenecen a otra raza, el producto del mestizaje de la herencia española, indígena y africana. Un número creciente, especialmente en California prefiere el término "latino". Pero en un sondeo realizado por Time de adultos hispanos, el 42% dijo que preferían ser llamados hispanos, sólo el 17% dijo latino y el 34% no mostró preferencia. Tal gama de opiniones y prioridades se refleja en la lista de Time de los 25 hispanos más influyentes en Estados Unidos, que incluye a celebridades como Jennifer López y el alcalde de Los ángeles, Antonio Villaraigosa, y a otros menos conocidos como el activista sindical Pablo Alvarado y la conservadora de arte Mari Carmen Ramírez. ésta última dice que su trabajo es ser la predicadora de la cultura latina. Con estos poderosos hispanos a su lado, no es de extrañar que su mensaje se esté difundiendo rápidamente.